Modelo
perfecto de concisión, el quincunce es de una complejidad más rica todavía.
Se ha demostrado ampliamente que la revolución sinódica de Venus, de 584
días, tenía en Mesoamérica un papel primordial. Los cálculos que recubren las
estelas y los códices mayas, por ejemplo, tienen por fin principal registrar
las conjunciones, pasadas y futuras, del planeta y del sol sobre lapsos
considerables (Fig. 1). A consecuencia de que el cómputo de los años
venusianos se efectuaba por grupos de cinco (correspondientes a ocho años
solares), el cinco es igualmente la cifra de Venus y, por tanto, de Quetzalcóatl.
Figura 8.
La Cruz de Quetzalcóatl constituye el ojo de esta águila solar. Objeto en obsidiana exhumado en la Venta, Tabasco. (Museo Nacional de México.)
Figura 1. El rostro simboliza el Quinto Sol y el signo de Venus
alternados, forman el marco de una puerta de los palacios teotihuacanos
Figuras 2 y 2-A. Los cinco puntos en cruz o quincunce. Es el signo más
frecuentemente empleado en el lenguaje simbólico mesoaméricano.
En
su más simple expresión, está constituido por cinco puntos encerrados o no en
un cuadrilátero (Figs. 2 y 2-A), que simbolizan la piedra preciosa,
emblema del Sol, del corazón humano y del calor. La figura 2-A se encuentra
sobre una imagen teotihuacana del Dios del Fuego (Fig. 3); la 2 está
representada alrededor de cincuenta veces sobre un famoso monumento solar
azteca (Fig. 4).
Fig 4. Imagen azteca de un ciclo cósmico. Al centro, el Quinto Sol
representado como en Teotihuacán, rodeado de símbolos de las Edades que lo han
precedido. Dos serpientes de fuego forman el círculo exterior. Su carácter
ígneo está sugerido por las volutas estrelladas que están sobre las cabezas humanas
situadas en la parte inferior de la figura, y por el motivo de la mariposa que
recubre los cuerpos de los reptiles. (Museo Nacional de México)
La Cruz de Quetzalcóatl constituye el ojo de esta águila solar. Objeto en obsidiana exhumado en la Venta, Tabasco. (Museo Nacional de México.)
Figura 9.
La Cruz de Quetzalcóatl, tal como aparece en la representación de la ceremonia del Fuego Nuevo en el Códice Borbónico |
Figura 17. Huehueteotl, viejo Dios del Fuego. Es la primera divinidad surgida en Mesoamérica. (Museo Nacional de México).
Figura. 18. Dios de la Lluvia pintado al fresco sobre un vaso teotihuacano. Lleva alas de mariposa y el jeroglífico movimiento adorna su pecho. (Museo Nacional de México.)
Figura 19. Estilizaciones teotihuacanas de mariposas en cerámica.
(Museo de Teotihuacán.)
Figura 20. Monumento azteca esculpido (Museo Nacional de México) .
En la parte inferior, la Diosa de los Ríos (Chalchiuhtlicue): De su cuerpo recostado emerge un nopal cargado de tunas las que simbolizan el corazón humano. El águila que domina la escena representa el Sol.
Figura 22. Monumento azteca representando a Quetzalcóatl que lleva sobre el pecho el jeroglífico del agua-quemada, emblema de la guerra florida.
Figura 23. Quetzalcoatl bajo el aspecto de Señor de la Aurora (Tlahuizcalpantecuhtli). (Fresco teotihuacano.)
Figura 24. El Templo Mayor de Tenochtitlan, según el Códice Florentino. Los dos ídolos representan a Xochipilh llevando en la mano un corazón florecido.
Figura. 25. El tigre (a la derecha) y el coyote, representaciones respectivas del Sol y de Quetzalcoatl en su peregrinaje subterráneo. (Fresco teotihuacano.)
Figura 26. El Sol de Tierra y Quetzalcóatl bajo su forma animal. (Códice Borbónico.)
Figura 27. Combate simbólico de un águila y de un tigre.
Figura 28. Águila solar pintada en un fresco teotihuacano
Figura 29. Cerámica teotihuacana representando un Caballero Águila.
(Museo Nacional de México.)
Figura 30. Caballero Águila pintado en un fresco teotihuacano.
Figura. 31. Caballero Tigre. (Fresco teotihuacano.)
Figura 31-A. Caballero Tigre pintado en un fresco teotihuacano
descubierto por la autora en febrero de 1956.
Figura 32. Escena esculpida sobre el tambor que presentamos en la lámina
9. El águila y el tigre evocan la guerra florida que realiza la unión de los
contrarios. La figura central representa el Sol en la actitud creadora de movimiento.
Figura 33. Tigre-pájaro-serpiente esculpido sobre un vaso teotihuacano.
Figura 34. Tigre-pájaro-serpiente, entidad que simboliza el reencuentro
de las tres esferas cósmicas.
Figura 35. El reencuentro de los diversos planos cósmicos simbolizado en
el Códice Vaticano B
Figura 36. Arbol de la Vida del Códice Borgia. Abajo, la Tierra, arriba,
el Cielo. Quetzalcóatl (a la izquierda) y Xochipilli (a la derecha) evocan el movimiento
unificador: de descenso el primero de ascensión el segundo.
Figura 37. Símbolo del Tamoanchan, la patria del género humano.
(Códice Vindobonensis.)
(Códice Vindobonensis.)
Figura 38. Águila solar llevando en su pico un corazón humano.
(Escultura de un edificio de Tula, Hidalgo.)
(Escultura de un edificio de Tula, Hidalgo.)
Figura 39. Representación del corazón humano en Teotihuacán.
Figura 40. Corte longitudinal del corazón extraído.
Figura 40. Corte longitudinal del corazón extraído.
Figura 41. Imágenes de cuchillos de obsidiana para el sacrificio.
(Fresco teotihuacano.)
(Fresco teotihuacano.)
Figura 42. El Señor de la Aurora alcanzon un corazón
(Fresco teotihuacano.)
(Fresco teotihuacano.)
Figura 43. Corazones atravesados. (Códice Borgia.)
Figura 44. El jeroglífico movimiento, que tiene por centro el emblema de
la penitencia: dos cuchillos sacrificiales clavados en un cactus y coronados
por un halo de luz. (Fresco teotihuacano.)
Figura 45. El emblema de la penitencia sobre un monumento azteca. Las
volutas de la parte superior representan el planeta Venus. (Museo Nacional de México.)