martes, 23 de noviembre de 2010
El Equilibrio tolteca
El tolteca busca el equilibrio interior y el exterior, el material y el espiritual. El par de opuestos complementarios en perfecto equilibrio. El quetzal con el cóatl, el tonal con el nahual.
La Toltecáyotl es el arte de vivir en armonía.
miércoles, 7 de abril de 2010
Y POR QUÉ NO, IDEALIZAR AL ANÁHUAC y conocer a los legendarios toltecas.
ací en el seno de una familia “clase media” del Sur de la ciudad de México a mitad del siglo veinte. Mis padres no eran universitarios, pero si gente preocupada por darles a sus hijos una buena educación. En la casa paterna se escuchaba permanentemente música clásica y los libros eran artículo de primera necesidad. Entregados totalmente a la “cultura de las bellas artes europeas”, en la casa, siempre soplaron vientos más que liberales, sino declaradamente “socialistas”. Tengo recuerdos que en casa se reunían artistas e intelectuales y me toco conocer a un amigo callado y taciturno de mi papá, con el que se llamaban mutuamente (no sé por qué) “compañerito”, más adelante supe que era Juan Rulfo.
Estudié en la preparatoria número seis de Coyoacán y tuve maestros de la talla de Enrique González Rojo en ética o a Gustavo Carvajal en derecho, por citar dos, de muchos excelentes maestros. Asistí a la UNAM y tuve que estudiar dos veces (dos) la carrera de Administración de Empresas, debido a una canallada de un compañero “prófugo de seminario”.
Tanto en mi casa como en la escuela, jamás se me enseñó de manera seria a conocer y valorar la civilización del Anáhuac, los toltecas y el México antiguo. Cuando mucho, una “pincelada más”, de la raquítica y tendenciosa información de la SEP y sus malignos libros de texto de historia, que son totalmente hispanistas y colonizadores.
De esta manera, ni mis “cultos padres”, ni mis excelentes maestros, y menos los amigos de mis padres y los propios, me hablaron de la sabiduría de los legendarios toltecas, sus logros y su herencia. Teotihuacán, “los aztecas” y la “historia prehispánica” quedaban atrapados y congelados en frases hechas y conceptos colonizados, repetidos hasta la saciedad –en tono grave de sapientes expertos-, por toda la gente que me educó.
La “gente culta” hablaba de los griegos y romanos, como la fuente y el centro del “universo histórico y cultural de la humanidad”, a la que, “por supuesto, pertenecíamos”. Los “verdaderamente informados”, en ocasiones limitadas hablaban de los egipcios, mesopotámicos, indios y chinos, de manera escueta y muy lejana, no solo en distancia, sino también en tiempo. Eran como civilizaciones “inconexas e inexactas” perdidas en lo más lejano del tiempo baldío.
Así transcurrió los primeros 25 años de mi formación básica. Yo era un clásico producto de mi sociedad, es decir, un colonizador-colonizado, un “extranjero inculto en mi propio país”, un conocedor de lo ajeno y un ignorante de lo propio. Por lo cual decidí ir a “la fuente de mi cultura” y partí a la idealizada Europa de los libros, las ilustraciones y las “conversaciones doctas” que habían creado un altar intelectual. Después de vivir dos años con ellos, me di cuenta que yo era diferente. Ni mejor ni peor, tan solo diferente. Que lo que siempre me hicieron creer; en cuanto a que lo mejor de mi educación venia de Europa, aquí no lo encontré.
De modo que entré en una crisis que tocaba la puerta más escondida e intima de mi identidad. Quién era yo en realidad y de dónde venía, cuál era mi profunda raíz. Al perder la “certeza inconsciente” de mi supuesta occidentalidad, experimente vivencialmente mi vacuidad y falta de raíz. La vida y el destino me llevaron en tal circunstancia a vivir a mi regreso a “Oaxaca la reserva espiritual de México”. Aquí fue en donde comenzó el descubrimiento de mi más antigua y primigenia raíz. En Oaxaca encontré enterrado mi “ombligo cultural” y se inició un trabajo de “adentro hacia afuera”, teniendo que luchar, hasta la actualidad, con una feroz y poderosa venda colonizadora, que nos ha impedido conocer y valorar nuestra antigua historia y por consiguiente, racionalizar nuestra más profunda identidad.
Esto me llevó a plantearme algunas interrogantes, que antes nunca habían pasado por mi colonizada cabeza, seudo-occidental y tercermundista.
Por qué, en la sociedad y la cultura “mexicana” se rechaza la herencia cultural y el fenotipo indígena-anahuaca. Por qué, todo mundo presume “al abuelito español” y siempre se avergüenza de la abuelita indígena. Por qué, en la escuela se le presta poco tiempo e interés académico a los siete milenios y medio de historia indígena-anahuaca, una de las seis más antiguas y con origen autónomo del mundo. Por qué, se proyecta como la cultura más importante y trascendente del México antiguo a los mexicas, si ellos empezaron a tener un relativo poder solo 81 años antes de la caída de Tenochtitlán (1440-1521) y fueron los que transgredieron la sabiduría de Quetzalcóatl y los valores de la Toltecáyotl. Por qué, se desconoce la filosofía que inspiró por muchos siglos el desarrollo cultural del Anáhuac y permitió alcanzar el más elevado nivel de desarrollo humano en el planeta. Por qué, se supone que la sabiduría antigua desapareció totalmente a partir de 1521 y que los descendientes actuales de los anahuacas-toltecas, no tenemos nada que ver con esa milenaria fuente de conocimiento humano. Por qué, suponemos sin meditarlo, que todo lo antiguo es por fuerza necesaria “primitivo”. Por qué, la poca historia antigua que se conoce del Anáhuac se resume a sacrificios humanos, guerras sin fin, idolatría primitiva, atraso e incivilización. Por qué, no existe interés de los estadistas, políticos, maestros, instituciones públicas y privadas, educativas, culturales, empresariales y de medios masivos de comunicación, por investigar, promover y difundir la historia antigua de México, sus valores humanos, sus principios de justicia e igualdad, de su experiencia milenaria en la organización social, en la aplicación de sus conocimientos en la alimentación, la salud y la educación familiar, escolar y comunitaria. Por qué, hemos vivido de espaladas a esta antigua sabiduría y experiencia humana. Por qué, no se nos ha educado desde 1521 en este legado de sabiduría única en el mundo. Por qué, desde 1521 la cultura dominante ha tratado de erradicar, negar, desvalorizar y proscribir a la civilización del Anáhuac, excluyéndola total y completamente de los proyectos de la nación y la patria. Por qué, los más pobres, explotados y excluidos de los “mexicanos” son indígenas-anahuacas. Por qué, en general, la clase pudiente es criolla o descendiente de extranjeros. Por qué, siempre hemos “idealizado” otras culturas, países e historias, y nunca lo más antiguo y “propio-nuestro” que poseemos como herencia milenaria ha sido tomado en cuenta y por consiguiente nada significa en general para el pueblo. Por qué. Por qué ha sido y es así.
Cuál es la causa de que los “mexicanos”, en general, seamos inseguros y violentos, con una pobre autoestima y fanfarrones, vulnerables e incapaces, dóciles ante el explotador y tiranos con los hermanos. Exaltador de la ajeno y denigrador de lo propio. Dispuesto a servir al colonizador y poco solidario con su pueblo. Servil con el extranjero e incapaz de hacer equipo con su propia gente.
Por qué, somos así, en general los “mexicanos”.
Por qué, otros pueblos y culturas mucho más recientes y sin origen autónomo, ellos si se sienten muy orgullosos de su pasado, su historia y su cultura. Especialmente pueblos como los anglosajones, iberos, teutones y judíos. Algunos, como Estados Unidos, con vergonzosos crímenes de lesa humanidad, como estallar bombas atómicas en ciudades indefensas, iniciar guerras mundiales, crear campos de exterminio, invadir, explotar y depredar a muchos pueblos del planeta, destruyendo culturas y formas de organización ancestrales, por imponer sistemas políticos y económicos que favorecen sus intereses y amenazan la vida y continuidad de pueblos, culturas, habitad, y hasta la existencia del propio planeta como ser vivo. Y los mexicanos, nos sumamos entusiastas a exaltar furibundamente sus “valores”, que tomamos como propios, a pesar de que en general, estos pueblos nos desprecian y menos precian. Pero haciéndonos sordos y ciegos a su racismo y etnocentrismo, nosotros en cambio seguimos tercamente negando cualquier valor de nuestra civilización Madre. ¿Por qué esta actitud?
Quién la inculcó, por qué la han desarrollado y acrecentado en estos casi cinco siglos de colonización material, mental y espiritual. A quién perjudica y a quién beneficia. Por qué se alienta esta actitud de autoexclusión, desprecio e ignorancia de nosotros mismos, desde el centro del poder económico, político, cultural, educativo y social.
Será por ignorancia, será por malicia, será por interés económico. O de plano por mala suerte o incapacidad. Pero también podría ser porque los “mexicanos” no tenemos capacidad, potencialidad, recursos, dignidad, coraje, memoria o simplemente carecemos de inteligencia. O como afirman nuestros conquistadores-colonizadores, desde Hernán Cortes hasta Carlos Slim…porque somos un pueblo fácil de explotar y controlar.
La pregunta obligada es, “POR QUE NO IDEALIZAR AL ANÁHUAC Y CONOCER A LOS LEGENDARIOS TOLTECAS”… ¿por qué no?
Sí somos uno de los seis pueblos más antiguos de la humanidad, mucho más antiguos que los griegos, romanos, francos, teutones y anglosajones. Y si somos parte del selecto grupo de las seis civilizaciones más antiguas y con origen autónomo de la humanidad.
Por qué, si hoy se conoce y difunde a profundidad las enseñanzas de avatares como Jesucristo, Buda, Mahoma, Krishna y Lao tsé, entre otros. Que conforman en muchos casos la identidad, religión y cultura de otros pueblos. Los “mexicanos” de hoy, no investigamos, promovemos y difundimos entre los hijos de los hijos del México antiguo, las enseñanzas de Quetzalcóatl, el gran maestro generador de la Toltecáyotl (la sabiduría o conocimiento filosófico del Anáhuac). Que son tan importantes, valiosas y antiguas como la de los demás pueblos.
Por qué, si actualmente los europeos desarrollados y cultos, están volcándose sobre sus raíces más antiguas, como es la cultura Celta. Buscando una respuesta al mundo míseramente materialista de la modernidad y el capitalismo voraz. Por qué, nosotros no recurrimos a los toltecas y a la Toltecáyotl. Por qué, ellos sí pueden “idealizar” sobre su antigua cultura y hacen literatura, cine, teatro, poseía y música “celta”, que los fortalece y enaltece, dándoles una oportunidad de revalorarse a sí mismos. Nosotros los mexicanos no podemos.
Por qué, no iniciamos la exploración y descubrimiento de lo mejor de nuestra parte indígena-anahuaca, sin excluir la parte occidental que nos conforma. Por qué no iniciamos seria y concienzudamente “la arqueología del Espíritu” para llegar a “la totalidad integradora de nuestro Ser”, ese ser mestizo con su raíz indígena-anahuaca. Por qué, no nos descubrimos a nosotros mismos. Por qué no exploramos y recurrimos al “banco genético de información cultural” que portamos cada uno, de los ahora llamados “mexicanos”.
Por qué, no hacemos valer, por primera vez en la historia bicentenaria de “la patria”, la riqueza y el potencial de ser una civilización milenaria enriquecida por el aporte cultural de los pueblos y culturas de Europa, Asia y África.
O será que esto no ha sido posible desde 1521, por la sencilla razón de que la organización social, económica, política y cultural que se instauró fue la de un férreo y deshumanizado SISTEMA COLONIAL, que ha enriquecido a una minoría en perjuicio de una mayoría. El “descubrimiento, conquista, invasión y ocupación” esta diseñado para favorecer a un puñado de colonizadores extranjeros y sus descendientes ideológicos y culturales. Un sistema en el que pocos tienen mucho y muchos tienen poco. En el que unos mandan y los otros obedecen. En el que unos se suponen superiores-mejores y los otros inferiores-peores.
La pregunta es por qué, si China, que es tan antigua como nosotros, ha iniciado el camino hace 60 años para lograr su plenitud nacional, justicia social y crecimiento económico a través de los valores y principios ancestrales de su civilización, nosotros no lo hagamos de la misma forma. Será que en China los que toman las decisiones son chinos y a favor del pueblo chino, y quien toma las decisiones en México no son “mexicanos” y sus decisiones no favorecen históricamente a los indígenas-anahuacas y mestizos desculturizados. Será que a una elite favorecida del sistema colonial, no le conviene que el pueblo recupere su memoria histórica, el orgullo y compromiso de ser hijos de los hijos de una de las civilizaciones más antiguas e importantes de la humanidad.
Por qué, no idealizar nuestros ancestrales orígenes y sacar de este orgullo y sabiduría, el coraje y compromiso para crear a través de los valores y principios (Toltecáyotl) ancestrales del Anáhuac, una nueva sociedad, justa y humana, como no la hemos tenido en estos últimos cinco siglos. ¿Por qué no?
060410
jueves, 1 de abril de 2010
EL GRAN ENGAÑO HISTÓRICO DE MÉXICO.
Gran parte de las personas que habitamos este vasto territorio llamado México, hemos vivido engañados los últimos dos siglos. Usados y explotados por un puñado de abusadores que han llegado sucesivamente a estas tierras y han explotado inhumanamente a los pueblos originarios y han depredado despiadadamente sus recursos naturales.
Para hacer posible esto, los colonizadores-explotadores fundamentalmente le han quitado “la memoria histórica a los invadidos”. Es decir, los han mantenido en un estado amnésico. No saben quiénes son, de dónde vienen y mucho menos a dónde van. Una inmensa masa de gente ignorante, desculturizada y desmemoriada. Tratando de ser…lo que el colonizador le impone que sea a su conveniencia. Trescientos años tratando de ser españoles y hasta le pusieron a esta tierra “La Nueva España”, después cien años pretendiendo fallidamente ser franceses y en el último siglo, hemos tratado de ser inútilmente norteamericanos. Permanentemente despreciando lo propio y exaltando frenéticamente lo ajeno.
Este enorme pueblo mestizo desculturizado, que rechaza tercamente ser indígena y desprecia rabiosamente la Cultura Madre. Que pretende ser “mestizo-europeizado” o de perdida “moderno-agringado”. Se aleja de lo indígena y que nunca llega a ser español, francés o norteamericano. Ese ciudadano ignorante, vulgar, fatuo. Aquél que construye sus paradigmas existenciales en la televisión, en las marcas comerciales, en la “modernidad”, en el consumo. Ese que es en el fondo inseguro, violento, desconfiado, despiadado, temeroso, voraz y depredador. Ese que jamás será urbano, ni respetará una línea de personas, ese que rebasa por la derecha y se pasa los altos, el que se estaciona en doble fila y no da el paso a los peatones. El que tira basura en todas partes y siempre quiere sacar provecho personal de los demás…ese que desprecia a los indígenas y los campesinos y admira a los extranjeros. Ese que siempre se piensa por encima de los demás. Ese que no sabe nada de la historia antigua de la Civilización Madre que le da vida y esencia. Ese que por desgracias es la gran mayoría en este país. Este ciudadano es una perfecta creación del colonizador-explotador, así nos quieren así nos necesitan así los hacemos ricos.
Solo teniendo esa clase de gente, los colonizadores explotadores pueden seguir haciendo grandes fortunas y vivir en la injusticia más cínica. Como casi todos los grandes capitales de este país, están en manos de “CRIOLLOS”, es decir, hijos de extranjeros avecindados en este país. La riqueza de Carlos Slim, sus secuaces y sus paisanos es directamente proporcional a la ignorancia del pueblo que explotan. Poco menos del 10% de ¿mexicanos? (los criollos) posee el 40% de la riqueza nacional. Es decir, este país le pertenece a unos cuantos y los demás son…como ganado o pollos en granja. Más nada.
Este “país” nació gracias a una lucha entre criollos y peninsulares por el derecho de explotar a los invadidos. Nuestra profunda herencia civilizatoria de siete milenios y medio ha sido brutalmente cercenada. Se impuso un sistema colonial durante 3 siglos y los criollos traicionaron a sus parientes y les echaron encima a la inmensa masa de nativos pobres y sedientos de justicia. Esa fue la Guerra de “Independencia”. Toda cambió para seguir igual.
Los criollos se inventaron “su país”, al que le pusieron MÉXICO indebidamente, pues en la memoria histórica milenaria se sabe que estas tierras son EL ANÁHUAC. México viene de mexicas, de modo que los zapotecas, mixtecas, mayas y un largo etcétera no son mexicas y por ende, con propiedad, ¡mexicanos!
Durante el siglo XIX los criollos se dividieron en dos bandos: masones yorkinos-liberales-federalistas-republicanos (priístas) y se enfrentaron a los masones escoceses-conservadores-centralistas-monárquicos (panistas), en una guerra fraticida por el poder, en la que fuimos invadidos en dos ocasiones y nos quitaron más de la mitad del territorio. Ni los peninsulares ni los criollos les han dado una verdadera oportunidad a los pueblos originales y a la Cultura Madre en estos quinientos años de colonización y neo colonización.
La Colonia y el país…siempre han sido de ellos y para ellos. ¿Cómo lo han logrado?, quitándole la memoria histórica al vencido-invadido. Haciéndale creer primero que era súbito español y después “mexicano”. Que él desciende de españoles o franceses, que él nada tiene que ver con la civilización indígena que se presume muerta. Que ser parte de la Civilización Madre es cosa negativa y de bajo nivel, esto es ser: naco, yope, indio, ignorante, vulgar, pobre, que no es lo mismo pero es igual.
Rechazar su Cultura, sus orígenes, sus tradiciones, su historia, su fenotipo, su color de piel, rechazarse a sí mismo y tratar de ser un colonizador de su propio pueblo (a eso le han enseñado a llamarle “triunfar”). En un mundo depredador, en un país en donde es todos contra todos, en el que no se respeta la ley, en el que la corrupción es el aceite que mueve al sistema, en el que el más sinvergüenza es el más listo, en el que no hay justicia, equidad, ni piedad…en un país así, es como Carlos Silm puede hacerse el hombre más rico del mundo. El Sistema Colonial es eso precisamente, desorden, corrupción, vulgaridad, ignorancia, en el pueblo; porque piénselo bien amable lector, “a río revuelto, ¡ganancia de criollos neo colonizadores!
A los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos nos han engañado quinientos años. Nos han hecho perder nuestra memoria histórica, nuestro orgullo de ser herederos de una de las seis civilizaciones más antiguas del planeta. Nos han hecho creer que fuimos “novohispanos” y que hoy somos “mexicanos”, pero desde la INVASIÓN hemos perdido la propiedad y conducción de nuestra NACIÓN. Nos han hecho olvidar (momentáneamente) que somos hijos del ANÁHUAC, que somos poseedores de una milenaria sabiduría de cómo vivir en armonía con nuestros semejantes y con la naturaleza. Nos han hecho perder nuestros conocimientos sobre el mundo y la vida. Nos han quitado el sentido sagrado y místico de la existencia. Nos han vuelto inseguros, frágiles, violentos, ignorantes, dependientes. De esta manera se explica el por qué Fox mandó quitar de los estudios de Secundaria la Historia antigua de México.
Este país llamado México NO nos pertenece, por lo menos a la gran mayoría. Existe un 10% de criollos que tienen el poder y el dinero, otro 10% poseen solo el 1% de la riqueza y por supuesto, son los pueblos indígenas. Y existe una inmensa masa del 80% de mestizos deculturizados, hijos del canal de las barras y las estrellas. Dispuestos a pintarse el cabello de amarillo, a untarse cremas blanqueadores, a ponerle a sus hijos nombres extranjeros, a ser consumidores “muuderrnos”, a comer comida chatarra y pasear en los “moles”, a vivir a crédito y cumplir el anhelo existencial de ir a Disneylandia.
Millones de “mexicanos” que viven entre las telecomedias, los partidos de fútbol, los noticieros, los “reality shoes” y los chismes de los artistas, la filosofía de Ramones, Brozo, Cristina y la flaco y el gordo. Creyendo en las farsas de la mañosa democracia electorera, esperando sacar mayor partido y mejor provecho personal de la política corrupta.
Gente vulgar, vana, superflua, que solo vive pensando en tener dinero y poder comprar y ver más televisión. Personas insensibles e inconcientes, embrutecidas, fácilmente manejables e influenciables y explotables.
La riqueza de unos cuantos se fundamenta precisamente en todo esto. En la pérdida de la memoria histórica, en la ignorancia de nosotros mismos, en el rechazo y desprecio que hemos aprendido a tener de “lo propio-nuestro”.
El invasor-colonizador-explotador nos puede permitir cualquier cosa, MENOS QUE RECUPEREMOS LA MEMEORIA HISTÓRICA y sepamos quiénes somos, de dónde venimos y a dónde queremos ir, como individuos y como pueblo. Porque en eso memento se acaba su poder y su riqueza. Esta es la razón por la cual los mexicanos somos “INDEFENSOS EXTRANJEROS INCULTOS EN NUESTRA PROPIA TIERRA”. Conocedores de Europa y sabedores de qué color era el caballo blanco de Napoleón, el Coliseo Romano y el Partenón griego, pero totalmente ignorantes cuando vamos a Teotihuacan, Monte Alban o Chicen Itza.
Esta es la razón por la que no entendemos qué es lo que pasa “en nuestro país”. Pensamos que quienes tienen el poder y el dinero son hermanos nuestros y están preocupados solidariamente por nosotros, “el pueblo-su pueblo”. Que comparten un proyecto de mejora común, en el que nos ligan las mismas aspiraciones, anhelos y proyectos. Pero eso NO ES CIERTO, los que tienen el poder y el dinero desde 1521, solo pretenden explotar y depredar, para regresar a su verdadera tierra a disfrutar sus ganancias, como Slim que se la vive en Líbano.
El gran engaño es que “México” no nos pertenece, en cambio, El Anáhuac es nuestro futuro, el propio-nuestro. Solo tenemos que despertar recuperando la milenaria memoria histórica. Abrir los ojos y poner la mirada en el fondo de nuestro corazón. (2007)
domingo, 31 de enero de 2010
APARTHEID INTELECTUAL
Para los “mexicanos” colonizados, nos resulta muy difícil tener claridad intelectual sobre los pueblos llamados indígenas y su mundo de valores, actitudes y símbolos. Aunque compartimos el mismo espacio y la misma “realidad”, vivimos dos formas diferentes de percibir el mundo y la vida.
Producto de una sociedad colonial, los mexicanos mestizos ocupamos nuestro reducido espacio en el país en donde la ideología criolla conforma la “sociedad o cultura dominante”. Los mestizos a pesar de ser mayoría no tenemos el poder de decisión de las elites criollas para dirigir la nación. Pero criollos y mestizos, no solo desconocemos la Toltecáyotl (esencia del pensamiento ancestral del Anáhuac), sino que rechazamos cualquier manifestación de las culturas herederas de este legado cultural.
Los mestizos entramos en conflicto cuando escarbamos en las profundidades de “nuestro mestizaje”. Si bien nos aceptamos mestizos, asumimos mayoritariamente la parte europea y desconocemos o rechazamos la parte indígena de nosotros mismos. Esto resulta un tabú maligno que nos corroe el alma y periódicamente amenaza la concordia social.
Los indígenas son los “otros”. Los atrasados, los pobres, los marginados, los desamparados, pero nunca son “nosotros”. “Indio” es todo el que nos cae mal. Colón les llamó equivocadamente “indios”, a los pueblos originarios, pero hasta la fecha, no nos importa conocer cuál era el nombre que se daban ellos a sí mismos. Ni su nombre, ni su verdadera historia, ni su filosofía, ni nada. No nos interesa saber nada de los pueblos originarios…acaso su folclor para comercializarlo.
Los indígenas o los “indios” son “ellos”, jamás “nosotros”. Y frente a “ellos”, los mestizos tenemos en general dos actitudes. O los vemos desde la perspectiva del encomendero, para explotarlos. O desde la perspectiva del misionero, para “integrarlos” a nuestra europeizada visión del mundo y la vida. En la cual por cierto, frente a Occidente -“nosotros los criollos y mestizos”- somos “bananeros, tropicales o subdesarrollados”…una mala copia de ellos.
El indígena es entonces folclor o pobreza, idealización o desprecio, motivo de estudio o de explotación, pero nunca, hermano, maestro, amigo o compañero. El desarrollo o la pobreza son “de ellos”, no es de “nosotros”.
Lo que el mestizo no se cuestiona, es qué existe de la milenaria cultura de los pueblos originarios en la forma de ver y entender “su mundo y su vida”. En qué forma la cultura indígena se manifiesta en su mestizaje. Cómo esta presente en su percepción de la realidad, su parte indígena. El problema del mestizo hacia su parte indígena es LA INMENSA IGNORANCIA. En efecto, la ignorancia sobre la historia, filosofía y cultura; en general, no sabemos nada de una de las civilizaciones más antiguas y con origen autónomo del mundo. Sabemos más de China, India y hasta del milenario Egipto, pero nada de nosotros mismos.
Pareciera como si existiera un apartheid intelectual. Los indígenas de un lado y los “otros” del otro lado. Se trata de definir, encasillar, identificar a los indígenas y su grado de “pureza y originalidad”. No se puede aceptar que todos somos mestizos culturalmente y que no existe “pureza” racial o menos cultural. Ni en los indígenas, ni en los mestizos y mucho menos en los criollos.
Los pueblos que han sufrido una invasión, explotación y destrucción de sus instituciones, autoridades y leyes. Que han vivido la exclusión histórica, cultural e identitaria, aunque hayan pasado los siglos, siguen luchando internamente por mantener su identidad y su lugar en el mundo como naciones originarias. Pueden ser los pueblos vascos, catalanes o nahuas, mayas, etc. En todo el mundo las atrocidades históricas, los crímenes de lesa humanidad no se olvidan ni caducan. Son en muchos casos, el fuego subterráneo que mantiene la voluntad de ser y trascender, frete a todas las asechanzas del destino.
viernes, 1 de enero de 2010
EL CONCEPTO DE MÉXICO Y MEXICANO EN LA COLONIZACIÓN DEL ANÁHUAC
Los invasores desde hace cinco siglos de ocupación, sustentan su Estado Colonial en la pérdida de la memoria histórica de los invadidos. Los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos del Anáhuac, han tenido que enfrentar la explotación y el abuso sin la capacidad de saber, quién en verdad son, de dónde vienen y a dónde van. Han vivido en un círculo perverso de ignorancia de sí mismos, en una amnesia total y por ende, en una indefensión total. Tratando de ser lo que no son y despreciando lo que esencialmente los hace ser. Han terminado como colonizadores de sí mismos, aspirando emular a sus verdugos en vez de combatirlos. Explotándose, depredándose, violentándose y despojándose a sí mismos. Han vivido en estos cinco siglos en una sociedad de “vencedores y vencidos”.
A pesar de ser una de las seis civilizaciones más antiguas y con origen autónomo de la humanidad, no conocen su milenaria historia, no saben quienes son y cómo se llaman. Se han formado como “extranjeros incultos en su propia tierra”. Han vivido como sumisos esclavos y peones de los invasores y sus descendientes culturales. Explotados en la encomienda, luego en la hacienda y hoy, como empleados con el salario mínimo. Trabajando para hacer ricos a los extranjeros y vivir en la miseria más lastimosa de generación en generación.
Esta civilización le llamó por milenios a este continente Cem Anáhuac y aún los historiadores criollos como Francisco Javier Calvijero en el Siglo XVIII recogen en sus escritos el nombre de “Anáhuac” para nombrar los territorios originales. Todavía en 1813, José María Morelos y Pavón convoca en la ciudad de Chilpancingo un congreso al que le llamó, “Congreso del Anáhuac”, donde los sublevados del Virreinato de la Nueva España definirían cuál sería el derrotero de la sublevación y en el cual Morelos, daría a conocer “Los Sentimientos de la Nación”. Sí estas tierras milenariamente fueron “El Anáhuac”, por qué ahora se llaman “México”.
Fue la lucha de 1810 un estallido social provocado por las fuerzas económicas y políticas del Virreinato de la Nueva España, no la lucha de los pueblos originarios para poner fin a la invasión y explotación extranjera. Los pueblos originarios fueron usados para definir las posiciones de poder entre los gachupines y los criollos. Miguel Hidalgo y sus conspiradores, al saberse descubiertos llamaron a un estallidos social de los indígenas en contra de los gachupines. Trescientos años de injusticia y explotación acumulados, solo necesitaron el llamado de “un cura”, para iniciar el estallido. No era la primera vez que los pueblos originarios se revelaban en contra de la ocupación europea, desde 1531 se dio la primera gran rebelión indígena y la historia oficial calla el rosario de rebeliones en el periodo colonial, lo cierto es que ninguna en tres siglos, fue convocada, organizada y financiada por los criollos. Esa fue la diferencia.
Después de 11 años de una cruenta y devastadora guerra civil, los criollos vencen a los gachupines, más por factores externos que internos definieron esta supuesta “independencia”. Y en 1821 los criollos crean “su propio país” al que “ellos” llaman México. En esta nueva realidad social, nuevamente quedan excluidos los pueblos originales y su milenaria civilización y con ello el nombre ancestral del Anáhuac.
Después de la expulsión de los gachupines, los criollos vencedores se dividen en dos grupos, opuestos y antagónicos, que lucharán por dos concepciones “de país” totalmente diferentes una de otra. Sí unos son liberales los otros serán conservadores, si unos son federalistas, los otros serán centralistas, sí unos son republicanos los otros serán monárquicos. Esta lucha llega hasta el Siglo XXI, en dónde sí unos son priístas, los otros serán panistas. El país de los criollos desde hace dos siglos esta dividido y enfrentado, en lo único que se unen y se ponen de acuerdo los criollos, es en la exclusión y explotación de los pueblos originarios y sus, al parecer, inacabables recursos naturales. La ideología criolla les ha negado totalmente a los pueblos y culturas originarias el derecho a ser y auto determinarse en estos dos siglos de “vida independiente”.
Los criollos al termino del estallido social, crean “su país”, como los que a principio del Siglo XIX se estaban formando por iniciativa de los mercaderes en el continente europeo. En efecto, el “Nuevo Orden Mundial” se inicia con la creación de Estados Unidos de Norteamérica en 1776, y prosigue la estrategia con el financiamiento del golpe de Estado a la monarquía francesa en 1789, al que la “historia oficial de occidente” llama con eufemismo la “Revolución Francesa”. Pero que implica. No solo el derrocamiento de los gobiernos constituidos, primero en Europa y luego en todos los pueblos del mundo. Sino además una nueva visión de organización humana, en la que el individualismo, la propiedad privada, las sociedades anónimas, el comercio y el consumo, serán la razón de ser de pueblos y gobiernos. La “modernidad” implica la ascensión del capitalismo y el “culto al Becerro de Oro” a través de la democracia.
Los mercaderes han pretendido derrocar las milenarias formas de gobierno de los pueblos, que fueron creadas a través de sus tradiciones, costumbres e historia, para imponer “la democracia” y con ella el capitalismo, el dominio del Mercado sobre el Estado, el sistema de partidos políticos, el consumismo y un largo etcétera. Nada nuevo desde 1789 en Francia hasta 2010 en Irak.
Los criollos, europeos nacidos en México, iniciaron la “construcción de su país”. Los criollos se creían los poseedores de la esencia de la identidad local. Por supuesto, desplazando y desconociendo totalmente a los pueblos y culturas originarias. Los criollos tomaron simbólicamente a “los mexicas” como su más antiguo origen. Esta tendencia se vio surgir desde mediados del Siglo XVIII, cuando el criollismo buscó sustentar su “autenticidad” en una mitológica cultura mexica, muy parecida en su descripción a la romana de los europeos. Así, los mexicas del Siglo XVI, descritos por los conquistadores y misioneros como “salvajes y caníbales”, pasaron a ser, los cultos y poderosos mexicas “dominadores de todo el Anáhuac” para los criollos del Siglo XVIII.
Los criollos en su rebeldía querían crear un origen “autóctono”, para confrontarlo con lo ibérico. Por eso transformaron a los mexicas, y en su discurso los convirtieron en “un poderoso imperio”, al que sus antepasados habían conquistado. Esta es la razón por la que le ponen “México” y no Anáhuac” a su nuevo país.
Como en los escritos del Siglo XVI se hablaba de la gran ciudad de México-Tenochtitlán, los criollos decidieron que ese nombre debería llevar su nuevo y flamante país. Por supuesto que no se consultó a los pueblos originarios, ni a sus tlamatinimes que habían sobrevivido al holocausto, el acto de la creación de México, como la mayoría de los actos de esta “Patria” en los doscientos años de su pequeña existencia, han ignorado y excluido totalmente a la Matria, la civilización Madre que tiene ocho milenios de existencia.
De esta manera, el país de los criollos llamado México, se constituye de manera vertical y autoritaria, por un “puñado de personas”, que permanentemente ignora, desvalora y desconoce la civilización que constituye la esencia de la mayor parte de los ciudadanos de “su país”, y que no ha desaparecido, como ellos suponen desde el 13 de agosto de 1521. Los criollos siempre han buscando modelos y capitales foráneos para modernizar, desarrollar y globalizar a “su país”. Pero nuca, en estos dos siglos, han buscado respuestas en la civilización del Anáhuac, que logró el mayor avance de desarrollo humano del mundo. Esta actitud mezquina, miope y racista de los criollos, históricamente ha impedido una verdadera mezcla y fusión de las dos civilizaciones y ha condenado a los criollos al permanente subdesarrollo y a los pueblos originarios a la exclusión, explotación y miseria.
El llamarle México al Anáhuac, por una parte nos habla del desprecio y negación de los criollos por la civiliza invadida. Pero por la otra, nos demuestra la absoluta amnesia y sometimiento de los sobrevivientes al holocausto. Su total colonización mental e intelectual. Lo que explica la dramática y miserable situación que viven históricamente los descendientes culturales de los antiguos anahuacas.
De esta suerte, “los mexicanos” son los colonizados y desmemoriados. Aquellos que, en el mejor de los casos, poseen una frágil “Identidad Nacional”, pero que no poseen una sólida “Identidad Cultural”. La “Patria” es la de los mexicanos que “celebraran su independencia” el 15 de septiembre. La “Matria” es de los anahuacas poseedores de una sabiduría milenaria para sobrevivir y crear una asombrosa cultura de resistencia. Los mexicanos son “patrioteros”, los anahuacas son “tradicionalistas”. Unos están esperanzados al “gobierno y los partidos políticos”, los otros están aferrados a las tradiciones y costumbres ancestrales que están sabiamente camuflajedas en las llamadas “culturas populares”.
Los anahuacas son los nahuas, mayas, zapotecas, mixtecas, totonacas, purépechas, mazahuas, etc. Descendientes de las culturas originarias. Mestizos totalmente, pues ya no existen los “pueblos originarios” del periodo Clásico o del Postclásicos. Los pueblos originarios se han transformado, como todos los pueblos originarios del mundo. Pero mantienen en su esencia, la visión del mundo y la vida, los valores y principios ancestrales de la Toltecáyotl. Quizás tienen problemas para concebirse como “mexicanos” y muchos de ellos sienten muy lejana a la Patria. Porque a lo largo de estos dos siglos, la Patria los ha excluido, traicionado y engañado. Saben, por su propia experiencia histórica, que la Patria siempre ha estado al servicio del explotador, del ladrón y del asesino. Muy pocas veces, la Patria les ha hecho justicia y les ha garantizado sus derechos históricos, comunitarios y humanos.
Los mestizos desculturizados, intuitivamente se refugian en la Matria. La Virgen de Guadalupe, El día de Muertos, las fiestas patronales, los valores familiares, “flor y canto” y fundamentalmente, la milenaria cultura culinaria los mantiene unidos inconscientemente a su esencia ancestral.
Lo que hoy es el país llamado México, es un proyecto criollo, excluyente y explotador. México es el ejemplo de la injustica, abuso, racismo y explotación. Los criollos nunca han sabido crear riqueza y menos a compartirla, pese a contar con un pueblo trabajador y recursos naturales casi ilimitados. Su sueño desde 1821 es que los capitales extranjeros exploten al pueblo y depreden los recursos naturales a cambio de que a los hagan “socios” y les den unas cuantas migajas para vivir cómodamente sin ningún esfuerzo de sus rentas.
Sus gobiernos han sido de pacotilla, viviendo de “sueños imperiales”, la alta burocracia ha sido corrupta, cínica e ineficiente. Se dan vida de emperadores y las arcas nacionales han estado al servicio de sus caprichos y banalidades. No ha existido un proyecto endógeno de desarrollo, todos los modelos económicos, políticos y culturales han sido importados, primero de Europa y hoy de Estados Unidos. La justicia social ha sido solo demagogia en los tiempos electorales.
La iniciativa privada criolla es totalmente explotadora y depredadora. Nunca han tenido una responsabilidad social e histórica con el pueblo y con el país. Apoyada por el “Estado criollo”, siempre se ha mostrada despiadada e insensible con los trabajadores. Condenándolos, en el campo o en la ciudad a condiciones de miseria. La iniciativa privada criolla jamás se ha caracterizado por invertir en investigación, en inversiones a largo plazo y menos aún en arriesgar sus capitales. Incompetente e ineficiente, vivió protegida por el gobierno, ofreciendo productos y servicios de poca calidad y muy caros, razón por la cual no pudo competir con un mercado internacional, en la globalización impuesta, la economía criolla ha colapsado.
Podemos entonces concluir que existen dos proyectos de nación. Uno que tiene el poder político y económico, y que es la continuación de la invasión y colonización iniciada en 1521 por extranjeros avecindados y sus descendientes culturales. Que crearon “su país” en 1821 y que le llamaron arbitrariamente “México” y que han creado en los dos últimos siglos una ideología de explotación y depredación totalmente irresponsable que esta conduciendo a una crisis y estallidos social, que no tiene futuro, justamente por su desbordante e insaciable rapiña e injusticia social.
El otro proyecto civilizatorio del Anáhuac, emanado de una de las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad y con origen autónomo. Proyecto que logró los avances más importantes en cuanto a Desarrollo Humano en la historia de la humanidad. Que fundamentó a lo largo de siete milenios y medio, sus logros en: el impulso de la ciencia y la investigación; en basar la vida en sociedad a través de la educación pública, obligatoria y gratuita; en una sociedad pacifista y anti bélica; en una sociedad que impulsó la austeridad y la frugalidad ante el mundo material, por lo cual no inventó la moneda; en una sociedad en la que sustento sus relaciones sociales en el comunitarismo, por lo cual no existió la propiedad privada. Y finalmente, porque desarrollo un propósito social abstracto, de carácter espiritual, que tuvo una continuidad asombrosa, por lo menos a lo largo de tres mil años.
El proyecto criollo se basa en la Patria, el proyecto ancestral se basa en la Matria. Uno es exógeno y el otro endógeno. Uno es político-económico, el otro es histórico y cultural. Uno posee 200 años de experiencia importada del exterior, el otro posee siete mil quinientos años de desarrollo endógeno y quinientos años de una sofisticada cultura de resistencia. Uno esta sustentado en leyes e instituciones impuestas, el otro esta sustentado en las tradiciones y instituciones milenarias “propias”. A uno se le acabó el tiempo, el otro posee el futuro. Uno se llama México y el otro se llama Anáhuac.
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